viernes, 7 de agosto de 2009

El libro del mes

Este mes sera dedicado a una gran novela histórica, interesantisima por demás, al menos para mi y espero que para ustedes también.
"El reino de los réprobos" escrita por Jonh Anthony Burguess, Wilson. Nacido en Manchester en el año 1917. Caido en 1993.
Entre su bibliografía puede encontrarse: La naranja mecánica (otra gran novela);mil novecientos ochenta y cinco; El hombre del piano; Miel para los osos; Poderes terrenales y Shakespeare: La biografía mas breve y encantadora.

El reino de los réprobos (Réprobos: Definición católica. Condenados a las penas eternas) es un exquisito libro que se lanza a la tarea de retratar aquella Roma lejana, consumida por la ambición, el adulterio y la corrupción ilimitada.No todo esta perdido... también nos sabra contar sobre Jesus y sus Apostoles, como llego la buena nueva al reino y como sus seguidores tuvieron que arreglarselas para esparcir la fe entre tanta hostilidad y necesidad.
Burguess se pasea por un fino hilo, entre los hechos históricos y la leyenda, entre la fe y la razón de la misma. Un libro que no ofende, que invita a creer.
Apto para no creyentes, no es una novela religiosa, pero se las ingenia para contagiar de entusiasmo al lector.

"Mi título esta tomado del nombre que la tradición judía viene aplicando al Imperio Romano. Apercíbase el lector para toda índole de perversidades en las páginas que siguen: desde el acto de comer carne de cerdo, pasando por la lujuría, el adulterio, la bigamia, la sodomía, el bestialismo, las más refinadas formas de crueldad, el asesinato y la adoración a falsos dioses, hasta el pecado de vivir incircunciso. Relamase de gusto ante la perspectiva de que el autor, digamoslo así, llegue a corromperlo por mano interpuesta. Es muy posible que la práctica de la literatura constituya un tipo de depravación condenable en justicia. Pero nadie niega que la literatura deja de serlo tan pronto como se mete en edificaciones morales; entonces se trueca en filosofía de la moral, o en cualquier otra cosa de parecido aburrimiento. De modo que, aunque solo sea para mitigar el tedio de nuestras existencias, no rechacemos nuestras perdiciones complementarias. Ni que decir tiene que más me condeno yo que el lector, siendo quien esto emprende, y siendo quienes leyeren meros receptores de la noticia del mal. El lector, por añadidura, puede arrojar este libro al fuego si le disgusta en exceso; a mí, en cambio, me toca escribirlo. Alce el lector otra vez su copa de o; y dé por aceptado el hecho de que los hombres somos malos."